Desde el año 1901 en que vio la luz aquel libro llamado “Glorias de Zafra” hasta la actualidad, han pasado 105 años en la historia de Zafra, donde ningún autor coetáneo ha tenido el valor u osadía de pasar en sus escritos más allá dela época agarena, y posterior reconquista; empujando a Zafra y sus villanos a un pueblo sin historia antigua, un pueblo según quién, roto en los anales histórico por el capricho de una pluma mal orientada y mente conservadurista “grosso error”, los anales histórico del pueblo de Zafra como bien se ha dicho se remontan a los más remoto de la prehistoria, o mejor dicho donde nos empezamos a forjar para continuar el camino recorriendo saltos culturales y llegar hasta hoy mismo.
Tan solo D. Manuel Vivas Tabero en su obra tuvo la osadía de aludir los orígenes de nuestro pueblo más allá del medioevo, y no estaba equivocado como veremos. En su libro en la página 93 – capítulo V, en su artículo primero “ORÍGENES DE ZAFRA” nos habla de los celtas: según dice Ortiz de Thobas en unión de otros muchos historiadores, por los celtas quinientos ochenta años antes de la humana redención. ¿de donde sale esta información que otros autores no han recogido o no han sabido...? a todo esto hemos de pensar que dicha información existía, tan solo que no se utilizó, dándole más importancia a otras épocas.
Pérez Quintero decía que dicha región era inmensa y como sabemos por otros historiadores y este citado, se hallaba comprendida entre los ríos Baetis y Anas (Guadalquivir y Guadiana) desde los puntos en que ambos ríos entran en el mar hasta los contrapuntos de Andujar y Medellín, describiendo Plinio a esta comarca como la Baeturia, dividida en dos partes: los célticos al oeste, limitando con Lusitania y adscritos al Convento jurídico de Hispalis (Sevilla) y la de los Túrdulos al este, fronteros al norte con Lusitania y por el este a la Tarraconense, y sujetos al convento de Corduba (Córdoba).
Tan solo D. Manuel Vivas Tabero en su obra tuvo la osadía de aludir los orígenes de nuestro pueblo más allá del medioevo, y no estaba equivocado como veremos. En su libro en la página 93 – capítulo V, en su artículo primero “ORÍGENES DE ZAFRA” nos habla de los celtas: según dice Ortiz de Thobas en unión de otros muchos historiadores, por los celtas quinientos ochenta años antes de la humana redención. ¿de donde sale esta información que otros autores no han recogido o no han sabido...? a todo esto hemos de pensar que dicha información existía, tan solo que no se utilizó, dándole más importancia a otras épocas.
Pérez Quintero decía que dicha región era inmensa y como sabemos por otros historiadores y este citado, se hallaba comprendida entre los ríos Baetis y Anas (Guadalquivir y Guadiana) desde los puntos en que ambos ríos entran en el mar hasta los contrapuntos de Andujar y Medellín, describiendo Plinio a esta comarca como la Baeturia, dividida en dos partes: los célticos al oeste, limitando con Lusitania y adscritos al Convento jurídico de Hispalis (Sevilla) y la de los Túrdulos al este, fronteros al norte con Lusitania y por el este a la Tarraconense, y sujetos al convento de Corduba (Córdoba).
Plinio dejó escrito en su libro tercero de Naturalis Historia los siguientes textos: “Quae autem regio á Baeti ad fluvium Anam tendit, ext preadicta, Baeturia appellatur, in duas divissa partes, totidemq gentes: Celticos qui Lusitaniam attingunt, Hispalensis convent Turdulus, qui Lusitaniam et Tarraconensem accolunt jura Corduba petunt. Celticos á Celtiberis ex Lusitania advenisse manijut tum est, sacris, lingua, oppidorum vocabulis, quae, cognomini ín Baetica distinguntur; Seria, quae dicitur Fama Julia; Nertobriga, Concordia Julia; Segeda, Restituta Julia; Contributa Julia, Ugultiniacum, quae et Curiga nunc est, Laconimurgi, Constatia Julia; Siarensibus, Fortunales, et Callensibus Aeneanici.” Todo esto relacionado a los celtas, también se remonta a los romanos en Zafra según sus crónicas; al repasar sus hojas nos hace alusión, quedándonos un poco perplejo al citar que en las inmediaciones de Zafra, la construcción de un circo, según Rodrigo Caro con una inscripción que Hubner marca con el número 984. he aquí la inscripción:
L. VALERIVS . AMADVS
ET . L . VALERIVS . LVCVMO
PODIVM . IN . CIRCO . P . DEL
OB . HONOREM . IIIIII . VIR
EX . DECRETO . DECVRIONVM
D . S . P . F . C.
Lucio Valerio Amando y Lucio Valerio Lucumón cuidaron de hacer a sus expensas un podio de diez pies en el circo, agradeciendo el honor del sevirato que por decreto de los decuriones les fue conferido.
Respecto al circo no se sabe con certeza su ubicación, así como que las medidas del podio no era de 10 pies, sino de 600 pies según Mommsen.
Siguiendo con las lecturas de sus párrafos nos habla que los nuevos dominadores los romanos, construyeron palacios, almacenes, templos, y para este investigador lo más asombroso y curioso fue la construcción de una “fortaleza” “fuerte” en algún agreste de Zafra. ¿? En mi mente bullía la idea, ¿si fuera cierto? Sería un gran paso histórico en la historia de y para Zafra, los coetáneos actuales no tendrían razón, las pruebas serían palpables, y la revisión no daría lugar a dudas para las futuras generaciones.
Mientras tanto ávidamente continuo devorando hojas hasta llegar a la página 109 en su artículo 4° dedicado a los “árabes” donde mí alegría no tiene limites al poder leer; reproduzco las líneas exactas: El castillo romano que existía sobre las cumbres del Castellar, fue destruido en gran parte por los godos, pero sus ruinas levantaron los árabes otro más amplio y extenso para que les sirviese de defensa desde una sierra tan alta y escarpada como era la del Castellar.[1] A todo esto surge la pregunta eterna, de donde había salido dicha información, en que legajos estaba, que efecto causo en su época, quedando claro que D. Manuel Vivas se limitó a exponerlo y casi con el convencimiento de su existencia, pero sin verificarlo, la prueba está en que años más tarde otro investigador D. Antonio Salazar, al hacer su croquis del baluarte árabe, no haga alusión al tema. Las claves de todo creo que está (según mi teoría)[2] que ciertamente los vestigios existían a la vista, y con toda probalidad en mejor estado que ahora, tan solo que la visión histórica era como la actual “árabe”, otro ejemplo podía ser el vago entendimiento de las cerámicas repartidas por todo el lugar, y para terminar y esta hipótesis es clave; que todos los restos de lienzos de murallas, torreones, casas, cabañas, etc. Fueron confundidos con la misma época agarena, incluso me atrevo a decir que allí nunca existió ningún pueblecito con el nombre de zafrilla.[3]
El Castro u Oppido de grandes dimensiones, fue ocupado y posiblemente restaurado por otras culturas y gentes nativas del lugar con diversos fines, probablemente, ganadera y agricultura[4] hasta que posteriormente se bajó al valle actual, quedando aquel lugar relegado y para otros usos como los citados; de echo existen noticias documentadas que después de la guerra civil se repartió parcelas en la sierra del Castellar entre la gente para su explotaciones diversas.
Como se ha explicado en otro capítulo el farallón cuarcítico de la Sierra del Castellar tiene una largura de + ó – 3´5 Km. Se define como Castellar y Castellar Viejo, este último con otras acepciones, dicha sierra es cortada en un puerto por el Camino del Colorado que une a dos poblaciones, Zafra – Alconera, en su parte oriental existe un Castro u Oppido de grandes proporciones; como se sabe oppido y castro genéricamente se define por igual.
Castro: proviene del latín CASTRUM “Campamento fortificado”
Castillo: del latín CASTELLUM “Fuerte, Reducto, diminutivo de CASTRUM””Campamento fortificado” “fortificación.
Si nos remontamos a 2.500 A. C. no existe la menor duda, que la mejor ubicación para un Castro sería dicha sierra, en una época donde prima la inseguridad, el control de vías y caminos de comunicación, minería, zonas agropecuarias, ríos, riveras y estrategia militar entre diversos aspectos.
Por tanto El Castellar se nos presenta en esa época como una zona intensamente poblada, y poca investigada para definir nuestros oriundos ancestros que a la postre sería la Cuna de Nuestros Orígenes.
El Castro que nos ocupa es de una potencia considerable, me atrevería a decir a “grosso modo” más que el primero citado como La Ermita de Belén en el cual el año 1987 se realizó una excavación de urgencias[5].
El Castro Cabeza de León como así lo llamo hace años, está ubicado en su primera parte, en una llanura justo en la cúspide del Camino Colorado donde se puede apreciar infinidad de restos cerámicos, así como más importancia a ruinas de diversas formas y tamaños, donde predominan las cuadradas, rectangulares, sobre algunas circulares que existen, todo lo observado está dispuesto de una forma asimétrica, atreviéndome a decir en este pequeño llano, está compuesto en tres partes. Sobre el aparejo todas las formas son de piedras del terreno a palo seco[6], continuando con el examen del terreno en vista de dichas construcciones, algo llama la atención respecto al primogénito Camino del Colorado, este se confunde con el terreno casi a desaparecer tan solo los conocedores del lugar sabemos su continuación, el detalle no podía pasar inadvertido, del Camino sale un empalme dirección sur Noroeste, compuesto por grandes monolitos de piedras hincadas todas ellas en el suelo hasta las inmediaciones de las primeras estribaciones rocosas, donde nos encontramos una grata sorpresa; otras ruinas totalmente diferentes a las anteriores un CASTELLUM[7] de grandes dimensiones, donde se pueden ver restos de murallas por su cara oeste de forma semicircular, que parte de lado oriental hacia noroeste, y bancales anteriores a esta, en su base formas cuadrangulares y rectangulares de grandes medidas haciendo pensar en torreones de vigilancia y defensa; por la cara noreste además de la pared saliente del crestón se ve otra muralla de bastante largura, así como dentro de este recinto otros lienzos para proteger otros flancos más débiles. También se puede advertir por todo el paraje expuesto cantidades de cerámicas toscas y finas, como la Terra Sigillata hispánica y común, cerámicas de barniz negro o Campaniense, ladrillos, y tegulas, así hemos de suponer que un estudio más exhaustivo podría sin dudas aclarar todo.
La situación orográfica se nos antoja envidiable, aunque la zona no es de mucha altura impone su mole pétrea, llegando a tener alturas de hasta 30 metros por saliente amen de las alturas de las torres y murallas, sin dudas la visión sería de decenas de metros a la redonda.
Sobre la cronología de este poblado carecemos de datos, tan solo cabe decir que sí lo encuadramos dentro del yacimiento situado en la Ermita de Belén como agregado a este, podía pertenecer al siglo IV a I antes de Cristo[8], la subsistencia hace 25 siglos sería de actividades pastoriles, ganaderas y agrícolas, aprovechándose de las llanuras y vegas y por razones obvias las actividades de caza también se usarían, a este respecto los animales domésticos se podrían encuadrar así: Caballo-Equus caballus. Asno-Equus asinus. Bovino Doméstico-Bos Taurus. Ovicaprino-Ovis aries/Capra hircus. Cerdo-Sus domesticus. Animales Salvajes: Ciervo-Cervus elaphus. Conejo-Oryctolagus cunniculus. Lince Ibérico-Lynx parelina. Tejón- Meles meles. Perro- Canis familiaris. Perdiz-Alectoris rufa-[9] etc. Y por supuesto sin olvidar la pesca que podría ser otro valor proteínico alimentario, al estar dentro de la cuenca de los ríos: Guadiana, Árdila, Bodión y riveras cercanas.
A modo de cierre decir que por toda esta zona del Castellar no es el único Castro a citar, existen otros tantos de menor envergadura y agregados al principal (Ermita de Belén) así como otros poblados de diferentes épocas, también existe por parte de este investigador la sospecha de otro muy similar al citado en estas páginas o tal vez una continuación, tan solo menos visible pero con la certeza de serlo por materiales diversos en sus alrededores, existe debajo del Castillo mal llamado “El Pitón”.
[1] AMADOR REDONDO JOSÉ ANTONIO. El Castillo del Castellar, Revista de Feria.
Año 2005
[2] Teoría del investigador AMADOR REDONDO J. ANT.
[3] Ibidem
[4] Decir que en todas esas inmediaciones existe un gran terreno llamado Dehesa Boyal. Nota del coautor de este libro.
[5] RODRÍGUEZ DÍAZ ALFONSO. La Ermita de Belén. Zafra Badajoz
[6] Sin cal o amalgama
[7] Fuerte, reducto, diminutivo de CASTRUM. Campamento fortificado “fortificación)
[8] CASTAÑOS UGARTE PEDRO M.- Estudio de los Restos Óseos del Yacimiento de la Ermita de Belén.-Zafra - Badajoz
[9]Datos sacados del libro LA ERMITA DE BELÉN, Zafra-Badajoz.- RODRÍGUEZ DÍAZ ALFONSO.
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